sábado, 7 de julio de 2012

Crónica de una histerectomía


Ah pues ayer mi padre llevo a mi hermosa gata a uno de esos módulos en donde esterilizan a tu mascota. Después de mucho tiempo de desidia lo obligué a ir porque a mí el trabajo no me deja tiempo libre y hasta donde sé las personas que hacen esos “trabajitos” son muy especiales con el horario… en fin.

Para no variar llegué tardísimo a la casa y lo único en lo que pensé fue en mi cama así que me olvidé de la gata, hasta hoy en la mañana me contaron que arrastraba su caderita para caminar :( aaaawwww y que se quejó mucho. Mi mamá estaba taaaan triste por ella que le dio de comer caldo de pollo con pechuga y cenó un pedazo de carne jajajaja que loco, cuando en realidad nunca le compramos alimento así que comparte croquetas con mi perra (dueños malvados).

Pero es taaaan cabrona mi gata que también hoy andaba trepando un arbolito que tenemos en la casa buscando su mal la muy canija, y mi padre preocupadísimo porque (aquí cito textualmente) “se le van a romper los puntos” jajaja muero de risa. Ni hablar, ahora podrá tener relaciones sin preocupaciones para nosotros.

Aquí dejo la memoria fotográfica (doooos cochinas fotos), pero bueno, disfrútenlas queridos lectores imaginarios:

Esta es su herida, ay pobrecilla tuvieron que raparle la panza. Me da cuz cuz X)


Y aquí esta Julia (así se llama... no me juzguen por favor) (sonido de grillos) después de su travesía en el árbol. Apoco no es la onda mi gata, nótese su mirada retadora y penetrante.








Comentario de última hora: ya investigué y el proceso este se llama: ovariohisterectomía. Aplaudan.